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Evodio “el Duarte de Acapulco”

Por Jesús Lépez Ochoa


Médula






Lo dice quien fue uno de sus hombres de mayor confianza, a quien el propio presidente municipal asegura haber metido como director de Saneamiento Básico en la administración anterior a la suya, y mantenido en el cargo tras asumir él mismo la alcaldía el 1 de octubre de 2015: Evodio Velázquez Aguirre es el Duarte de Acapulco.

José Alberto Alonso Gutiérrez respondió duramente a los señalamientos a su persona hechos por el alcalde durante una visita a las instalaciones de la dependencia de la que fue director.

La visita fue "sorpresa", pero alguien se ocupó de filtrar y difundir ampliamente a través del Whatsapp y el Facebook, un audio en el que en medio de groserías endosó a su ex funcionario de los robos denunciados por los trabajadores en esa área, donde los camiones recolectores de basura que le dejó la administración de Luis Walton fueron vendidos como fierro viejo por los nuevos funcionarios de su gobierno, negocio del que aseguró no haber recibido un solo peso.

En entrevista de radio con el periodista Igor Petit, José Alonso dijo que a lo mejor es cierto que Evodio no ha recibido un peso… ¡sino millones!, de parte de las empresas contratadas para realizar la recolección de basura. No sobra decir que mientras el alcalde polemiza con su ex funcionario los puntos negros proliferan por la ciudad.

En las redes sociales fluyeron las versiones señalando que Velázquez Aguirre, lejos de meterlos a la cárcel como con su léxico propio de un carretonero afirmó que lo haría,  por el contrario, basificó en el Ayuntamiento a funcionarios involucrados en las corruptelas de la dependencia.

En medio de este lodazal el más salpicado resulta el presidente municipal, ya que es inconcebible que como cabeza del municipio hasta el fin de su mandato se haya dado cuenta del cochinero y se proclame a sí mismo inocente, y cuando tiene el mismo problema en la CAPAMA donde la Auditoría Superior del Estado le observó irregularidades por casi 200 millones de pesos.

Los continuos escándalos en que se ha visto inmersa su administración, le dan sentido a la comparación que su ex colaborador le hizo con el preso ex gobernador de Veracruz que se ha convertido en símbolo de la corrupción.

Lo raro es que a poco más de dos meses de entregar el gobierno a una Adela Román que se ha mostrado indispuesta a encubrirlo, Evodio pase de haber peleado todo el tiempo con pesos pesados, a hacerlo con un peso paja.

Es decir, pasó de sentirse con el poder suficiente para ponerse al tú por tú con el presidente de la República, el secretario de Gobernación, el gobernador y algunos jefes de importantes grupos políticos, a hacerlo con un ex empleado.

¿Esquizofrenia, paranoia o desesperación?

jalepezochoa@gmail.com