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Obispo acusa a gobernador de Guerrero de intimidarlo por el caso de sacerdotes asesinados

***El gobierno del estado ha comenzado una “campaña de difamación y calumnias” en su contra, sólo porque la Iglesia sostiene que el asesinato de los dos sacerdotes fue circunstancial y fortuito, señala el obispo Salvador Rangel 
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Chilpancinigo, Gro.- El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, declaró al diario "El Sur" que el gobernador Héctor Astudillo Flores le llamó la noche del martes para reclamarle “de manera muy ríspida y dura” por qué declaró a los medios de comunicación que las investigaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE), respecto al asesinato de los sacerdotes Germaín Muñiz e Iván Añorve, carecen de sustento.

Entrevistado este jueves, el obispo Rangel Mendoza informó que la noche del martes sostuvo una conversación muy “dura, muy ríspida, y muy áspera” que motivó que se rompieran las relaciones entre el obispado y el gobierno del estado, hasta que ayer jueves le llamó un representante del gobierno estatal para informarle de una reunión que pactó el arzobispo de Acapulco Leopoldo González con el gobernador para la próxima semana.

El fiscal Olea Peláez afirmó en conferencia de prensa el martes que el asesinato de los dos sacerdotes en Taxco se debió a rencillas durante el baile en Juliantla, al que asistieron grupos criminales de Morelos, Guerrero y del Estado de México, y que de este último eran los agresores a los sacerdotes, porque habrían reconocido al padre Germaín con el de la fotografía que aparece armado y que se distribuyó en redes sociales con una nota vinculándolo a otro grupo.

Mientras tanto la postura del obispado de Chilpancingo-Chilapa y del arzobispado de Acapulco es que el asesinato de los dos sacerdotes fue “circunstancial y fortuito” porque el ataque se dio cuando el vehículo en el que viajaban los sacerdotes rebasó al de los pistoleros y éstos se molestaron y les volvieron a dar alcance y a rebasarlos, les cerraron el paso y les dispararon.

Entrevistado este jueves, el obispo Rangel Mendoza denunció que a raíz de esta postura, que declaró a diversos medios de comunicación, el gobierno del estado ha comenzado una “campaña de difamación y calumnias” en su contra, sólo porque la Iglesia sostiene que el asesinato de los dos sacerdotes fue circunstancial y fortuito y que no fue consecuencia de una riña ni por vínculos con la delincuencia organizada, como lo declaró el fiscal Olea Peláez en conferencia de prensa.

Dijo que como parte de esta campaña está la llamada que recibió del gobernador la noche del martes en la que le reclamó su postura en contra de la versión de la Fiscalía por el caso del asesinato de los dos sacerdotes.

“Yo solamente estoy pidiendo a las autoridades que se llegue a la verdad, y que no sean solamente declaraciones como lo hizo la Fiscalía, a partir de hechos supuestos”, y emplazó que lo que declaró el fiscal tiene que confirmarlo con hechos.

(Con información de EL Sur)