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Viven en la ALDF una sesión convulsa

La primera toma de tribuna de la VII Legislatura de la Asamblea Legislativa, no pudo elegir día más convulso.

La destitución de un Delegado perredista, la comparecencia de dos Secretarios, el nombramiento de la comisionada de Derechos Humanos y el dictamen que aprobaría la garantía de pago del Gobierno capitalino para la construcción y operación de la planta termovalorizadora que quemará la basura que genere la Ciudad.

Este último punto, que una facción de los diputados quiso que pasara desapercibido, se convirtió, sin embargo, en el centro de la discusión.

El dictamen, que no estaba en la gaceta parlamentaria de la ALDF -una práctica recurrente de la Legislatura-, planteaba que parte del Fideicomiso de la Línea 12 se destine a un nuevo fideicomiso para la operación de la ecoplanta.

Y una vez aplicados los recursos de la Línea 12 para cubrir su construcción, las cantidades remanentes de las participaciones federales de la Ciudad se destinen a la termovalorizadora.

Sin embargo, este proceso es opaco desde la firma de la empresa Veolia y el Gobierno central; este último comprometió recursos de los próximos 33 años y borró datos sobre montos de recursos públicos destinados al respecto.

Otra práctica recurrente en la Asamblea fue el señalamiento de la desaparición de un escrito de Morena solicitando moción suspensiva a avalar el gasto, que calculan por más de 100 mil pesos por las décadas estipuladas, y que el Gobierno de la Ciudad cifra en 11 mil millones.

La desaparición o modificación de documentos es constante en las dictaminaciones.

Después, vinieron las peleas por el procedimiento correcto, que siempre conviene a unos y a otros no. Hasta ahí nada nuevo en el Pleno.

Sin embargo, un manotazo al micrófono del coordinador de Morena por parte del perredista Iván Texta hizo que el pecho de más de un diputado se moviera con rapidez por la respiración agitada, los gritos se quisieran imponer unos a otros y una presidenta de la mesa directiva que acababa de instalarse, terminara la sesión ante la crisis.

"No importa, grita, grita. A mí me gusta que griten; échale, al diablo las instituciones", desafió Texta a Cravioto, quien le llamó "reventador".

Entonces llegó la primera toma de tribuna de la VII Legislatura, ni tan improvisada por los diputados de Morena que ya llevaban cartelones impresos condenando los miles de millones a la planta termovalorizadora y no a la reconstrucción de la Ciudad.

Todos, menos los afines a Ricardo Monreal: Jesús Briones, Néstor Núñez y Darío Carrasco, que se quedaron en sus curules.

Los manotazos entre la morenista Citlalli Hernández y Nury Delia Ruiz, de Movimiento Ciudadano, derivaron en rasguños, mordeduras y jalones de pelo, dignos de presumir en redes sociales.

Con la manipulación de las leyes por parte de quienes las fabrican en la Capital, los diputados Mauricio Toledo, del PRD, y Jorge Romero, del PAN, obligaron a la diputada Rebeca Peralta a instalar una Mesa Directiva de la que era secretaria y se volvió presidenta.

De igual manera, la morenista Flor Ivonne Morales tuvo debut y despedida, pues fue destituida por la oposición como presidenta de la Mesa Directiva, proceso que condenó Morena como ilegal y que impugnará.

El PRD acusó a los morenistas también de violar las leyes con las que se rige la Asamblea, y así se volvió a la normalidad de una Legislatura donde la versión de cada político en defensa propia vulnera su principal tarea: avalar y respetar la ley.

Agencia reforma

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