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Hasta el final, Rubén Ramírez niega crimen

"No tengo miedo, yo sé de qué me voy a morir", exclamó Rubén Ramírez Cárdenas 96 horas antes de que se cumpla su condena de muerte en Huntsville, Texas.

La confesión la realizó a Maricela Luna, su amiga cercana en los últimos 15 años, quien radica en Irapuato y que el sábado pasado platicó con el guanajuatense.

La esperanza de no ser ejecutado se agotó, luego de que la Junta de Perdones y Libertades Condicionales de Texas le negara clemencia.

Ramírez Cárdenas nació en Irapuato, pero desde pequeño fue llevado por su madre, Sanjuana Cárdenas, a Texas, junto a sus cuatro hermanos.

En febrero de 1997 fue detenido acusado de abusar sexualmente y asesinar a su prima Mayra Azucena Laguna.

"Estoy en manos de Dios, se hará su voluntad", dijo el irapuatense a su amiga, con quien intercambió cartas durante los 15 años de amistad.

Aún con la esperanza de que se conceda un milagro que impida su muerte, mencionó que se siente triste por su madre, por sus hermanos y sus dos hijos. No pide que lo perdonen, porque asegura que es inocente.

"Yo no maté a mi prima, yo soy inocente", afirmó.

Desde el 18 de agosto pasado, cuando se le dictó la fecha de su ejecución, sus abogados solicitaron la práctica de una prueba de ADN para probar que no asesinó, ni violó a su prima, pero no se le concedió.

Una vez por semana, Ramírez Cárdenas platica con un reverendo que lo visita y escucha pasajes de la biblia.

Luna afirmó que el guanajuatense luce triste, pero sin remordimientos.

"De lo único que se arrepiente es de haber firmado bajo presión unos documentos que le llevaron cuando lo detuvieron. Esos documentos lo tienen ahora condenado a muerte", acusó Luna.

Ramírez Cárdenas confesó que le hubiera gustado comer hamburguesas de Whataburguer, que solía probar desde que llegó a Estados Unidos, así como mariscos y fresas de su natal Irapuato.

Pero no tuvo derecho a la última cena, porque desde el 22 de septiembre de 2011 se eliminó ese privilegio en Texas para los reos condenados a muerte.

"Rubén tiene confianza en un milagro, hay dos recursos pendientes por resolver, uno relacionado con una resolución de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, que en 2004 consideró que hubo violación a los derechos consulares de 51 mexicanos condenados a la pena capital, entre ellos Rubén, y otro sobre que la declaración de culpabilidad fue firmada bajo presión", señaló Luna.

Ramírez Cárdenas desea que en su ejecución no esté presente ningún miembro de su familia.

Hace 96 horas todavía se encomendó a San Judas Tadeo, oró junto a Maricela pidiendo que se le concediera la oportunidad de vivir y demostrar que es inocente.

Había dicho que de recuperar su libertad regresaría a México para visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos, recinto al que acudía cuando visitaba su tierra en época de vacaciones.

Ap

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