Weather (state,county)

Al momento:

Gastan capital político en búsqueda de la paz

El presidente colombiano Juan Manuel Santos, un periodista, político y economista que llegó al poder en 2010, utilizó la bandera de la negociación con las FARC para buscar su reelección en 2014 y ahora, dos años después, firmará el acuerdo final con el grupo insurgente.

Santos, quien fuera ministro de Defensa durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, ganó la presidencia de Colombia en los comicios de 2010 con más de nueve millones de votos, con el aval del jefe de Estado de ese momento.

Santos es egresado en Economía y Dirección de Empresas por la Universidad de Kansas (Estados Unidos), con una maestría en Economía y Desarrollo Económico por la London School of Economics (Reino Unido) y una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard (EUA.)

Además obtuvo la beca Fullbright en The Fletcher School of Law and Diplomacy en la Universidad de Tufts (EUA) y en la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard (EUA).

Descendiente de una dinastía de periodistas que ha tenido el manejo del diario El Tiempo, Santos -nacido en Bogotá- nunca ocultó su sueño de ser presidente de Colombia.

Su abuelo fue el destacado periodista Enrique Santos Montejo “Calibán”, una de las plumas más respetadas de Colombia, quien era hermano de Eduardo Santos Montejo, presidente del país en el período 1938-1942, y dueño durante varias décadas del diario El Tiempo, el más influyente de esta nación.

Como ministro de Defensa gestó los más duros golpes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y en el primer mes de su gobierno ordenó bombardear un campamento de las FARC, donde cayó el jefe militar rebelde Jorge Briceño (Mono Jojoy).

El 11 de noviembre de 2011 unidades especiales de las Fuerzas Militares de Colombia dieron muerte al jefe máximo de las FARC, Alfonso Cano, en una zona rural del municipio de Suárez, en el suroccidente de este país andino.

Mientras ordenaba mantener la ofensiva militar contra las FARC, Santos exploraba una negociación de paz con dicho grupo rebelde, porque sabía que la única salida al conflicto era la negociación con un grupo que militarmente estaba reducido, pero no derrotado.

Los contactos dejaron de ser secretos a mediados de 2012, cuando Santos informó al país en cadena nacional de radio y televisión un acuerdo de agenda con las FARC para negociar en La Habana, a partir de noviembre de ese año.

Dos años después, en 2014, las partes lograron acuerdos en tres puntos sustanciales de la agenda: desarrollo rural integral, participación política de la insurgencia y lucha integral al fenómeno de las drogas.

La obsesión de Santos es poner fin al conflicto de cinco décadas en Colombia, y para ello buscó la elección a su segundo mandato (2014-2018) y entregar un país en fase de posconflicto.

“Hoy me presento como candidato a la reelección y siento que soy una persona nueva, gestionar un país desgastado, es algo innegable, pero también te enseña a trabajar por los demás, a levantarte cada mañana con el firme propósito de que los colombianos merecen un gobierno que se preocupe por sus necesidades”, afirmó Santos en su campaña de 2014.

“Hoy Colombia está en su mejor momento y tengo la ilusión y convicción de seguir liderando este proyecto cuatro años más. Si resulto elegido de nuevo reforzaré el compromiso y elevaré la exigencia”, escribió Santos en su página de campaña electoral.

Aseguró que “aún queda mucho por mejorar y la autocomplacencia no es el camino, debemos seguir trabajando unidos para seguir haciendo de Colombia un país que nos enorgullezca”.

En agosto de 2016, cuando cumplía dos años de su segundo mandato, Santos anunció que los equipos negociadores del gobierno y de las FARC habían logrado el acuerdo final sobre los puntos de la agenda establecida en la fase secreta y exploratoria en el primer semestre de 2012.

Desarrollo agrario integral, participación en política, lucha contra las drogas, justicia transicional, reconocimiento de las víctimas, cese bilateral del fuego, dejación de armas, las cuales deberán ser entregadas a las Naciones Unidas durante los próximos 180 días, a partir de este lunes 26, cuando las partes firmen el documento en esta ciudad.

Santos es un obsesionado por la construcción de la paz en Colombia, y para lograr silenciar los fusiles era necesario negociar con el principal enemigo del Estado colombiano, que son las FARC, el grupo insurgente más antiguo y activo del continente.

El capital político de Santos de esos nueve millones de votos que consiguió en 2010, que representaron más del 60 por ciento del electorado, en 2016 bajó la barrera del 30 por ciento.

Este es un porcentaje que al jefe de Estado poco o nada le preocupa, porque este 26 de septiembre a las cinco de la tarde cerrará la puerta de la guerra con las FARC, para iniciar el largo y tortuoso camino de construir la paz en un país dividido, lleno de heridas y rencores que se han cimentado en 52 años de guerra.

Pulso Político On Line / Notimex