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Durante 14 años, esclavizó, golpeo y adoctrinó a dos migrantes mexicanas

Durante 14 años, esclavizó, golpeo y adoctrinó a dos migrantes mexicanas

Olga Murra, dueña de una empresa de limpieza en el estado de Texas, Estados Unidos, fue condenada a prisión tras ser inculpada de dos cargos de trabajo forzado y dos cargos por albergar extranjeros ilegales.

Una mujer de origen mexicano radicada en Estados Unidos se dedicaba a la explotación, abuso y adoctrinamiento religioso de dos mujeres mexicanas indocumentadas, una de 33 años de edad y la otra de 21. Tras ser conocido el caso por las autoridades del vecino país, la mujer fue sentenciada y detenida, por lo que ahora enfrenta una condena de no menos de 60 años de prisión

Olga Murra, dueña de una empresa de limpieza en el estado de Texas, Estados Unidos, fue condenada a prisión tras ser inculpada de dos cargos de trabajo forzado y dos cargos por albergar extranjeros ilegales.

De acuerdo con diversos medios estadounidenses, Murra habría amenazado a dos inmigrantes mexicanas indocumentadas, manteniéndolas de ese modo bajo un régimen de explotación y abuso, diciéndoles que en caso de desobedecer los oficiales de inmigración vendrían para matarlas y enterrarlas en algún páramo “junto con otros inmigrantes ilegales”.

Asimismo, las autoridades lograron determinar que durante cerca de 14 años Murra convenció a las dos mujeres de ser “la voz de Dios”, inclusive obligándolas a escuchar grabaciones en las que se distingue a su captora leer pasajes de la Biblia.

De acuerdo con la información liberada por la corte que la condenó, esta dinámica se suscitaba mientras las mexicanas limpiaban casas durante los siete días de la semana.

Según la corte, Murra no sólo se presentaba ante las indocumentadas como “la voz de Dios”, sino que aproximadamente una o dos veces por semana hacía que las mujeres estudiaran religión en casa, momento en que ella daba su sermón, mismo que se extendía por un par de horas.

Además, Murra solía decirle a las indocumentadas que pasarían una eternidad en el infierno si no le hacían caso.

Por si fuera poco, las autoridades refieren que las mujeres explotadas dormían en el suelo y tenían que pedir permiso para usar el baño. Eran alimentadas a base de pan y de agua y, además de su labor regular, debían realizar los quehaceres domésticos de la casa de Murra. Cuando las mujeres hacían que ella se molestara, las hacía dormir en un garaje o en el patio trasero de la vivienda de esta mujer.

Incluso se menciona en los documentos de la corte que la mujer de 64 años de edad solía quedarse con el dinero que las indocumentadas ganaban, llegando inclusive a hacerlas trabajar con papeles falsos en McDonalds y Wal-Mart en 2001.

Por lo anterior, la semana pasada un jurado condenó a la sexagenaria por los delitos mencionados, situación por la que ahora enfrenta una condena de al menos 60 años de prisión -20 años por cada cargo de trabajo forzado y 10 por cada cargo por albergar extranjeros ilegales- , además de una multa de 250 mil dólares, según informó el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés). Será hasta noviembre de este año que la inculpada comience a pagar su condena.

También, la dependencia señaló que los crímenes fueron realizados en las ciudades de Fort Worth y El Paso, en Texas, lugares en donde operaba la empresa de Murra.

Olga Murra nació en México, lugar en donde residió hasta 1997. Años después se mudó a los Estados Unidos, desde donde contactó a ambas mujeres: una identificada por las autoridades como “V.R.A.”, de 33 años de edad, y la otra de 21 e identificada como “I.G.”.

Según el Proyecto Polaris de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estima que 20.9 millones de personas alrededor del mundo sufren de esclavitud o son explotadas en trabajos que no pueden abandonar. Esto supone que a nivel mundial, de cada mil trabajadores, 3 son explotados. Además, el reporte de la ONU detalla que el 55 por ciento de las personas víctimas de tráfico y trata de blancas son mujeres.

“Aunque la esclavitud es comúnmente pensada como un asunto del pasado, actualmente los traficantes de personas generan cientos de billones de dólares en ganancias al estancar a millones de personas en situaciones horríficas alrededor del mundo, incluyendo a los Estados Unidos, en donde los traficantes usan violencia, amenazas, engaños, lazos de deuda y otro tipo de tácticas para obligar a los individuos a ejercer la sexualidad de manera comercial o a laborar en contra de su voluntad”, se lee en el documento.

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