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Río de Janeiro, ensituación crítica: Policía

“Bienvenido al infierno”, texto escrito en inglés en la pancarta exhibida hoy por la policía civil en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro sería una exageración, pero el mensaje enviado al mundo sobre el estado de la seguridad en la capital olímpica no es nada alentador.

“La referencia al infierno quizá haya sido una exageración de algún compañero. Se ha tratado de hacer una crítica agresiva a la situación que vive la policía en la ciudad, que es critica”, explicó a Notimex el comisario Fernando Bandeira, director del Sindicato de los Policías Civiles de Río de Janeiro.

Cuando faltan apenas 31 días para el inicio de la Olimpiada, las fuerzas de seguridad de la capital fluminense se movilizan para exponer las difíciles condiciones de trabajo con manifestaciones y amenazas de huelga en vísperas de los Juegos Olímpicos.

Una situación que es consecuencia de la grave crisis económica que vive Brasil ha azotado con fuerza al Estado de Río de Janeiro, incapaz de hacer frente a los pagos de sus funcionarios.

Los policías llevan desde mayo sin cobrar íntegramente sus salarios ni sus remuneraciones complementarias –como las horas extras-, mientras falta gasolina para que los autos patrullen, escasea el personal y prolifera la desmotivación, señaló Bandeira.

“El salario del policía ya es bajo de por sí. Si encima no hay presupuesto para pagar los sueldos, eso agrava la escasez de policías en las calles”, explicó el director del sindicato, que asegura que un policía raso gana entre dos y tres mil reales al mes (entre 630 y 930 dólares).

Datos de mayo del Instituto de Seguridad Pública del Estado de Río de Janeiro indican que en comparación al mismo mes de 2015 hubo un aumento del 6.1 por ciento en los homicidios, y crecieron un 42.9 por ciento los robos en las vías públicas.

Atracos en grupo en ejes de transporte rápido en la ciudad (como la Línea Roja, que enlaza el aeropuerto internacional con el centro) han causado estupor en una urbe que había mejorado en los últimos años los datos de violencia y homicidios.

Bandeira dice que el aumento del desempleo en Brasil, así como la crisis política han agravado a la gestión de la seguridad pública en vísperas de que la ciudad celebre el evento para el que lleva más de un lustro preparándose.

“Cuanto más aumenta el desempleo mayor la inseguridad. No digo que el parado sea un criminal, pero cuando faltan los ingresos se crea un cuadro de ansiedad en las familias”, apunta.

El Gobierno del Estado de Río de Janeiro, que se declaró en junio en “estado de calamidad financiera” al no poder hacer frente a los pagos, informó este lunes que pagó el mes de mayo de salarios y que esta semana pagará los salarios y los beneficios de junio a los policías y servidores públicos.

El Estado tuvo que ser socorrido de urgencia por el Gobierno federal ante la incapacidad de pagar sus deudas como consecuencia de la pésima gestión de sus cuentas públicas, ya que el gasto no cesó de aumentar en los últimos años a pesar de la caída en la recaudación.

La seguridad es el mayor desafío de Río de Janeiro durante la Olimpiada, según el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, que considera ese riesgo mayor al virus del Zika.

Ante el repunte de la inseguridad y la amenaza terrorista islamista latente, las autoridades brasileñas se esfuerzan por garantizar que están preparadas para que la Olimpiada se desarrolle con normalidad.

“Tenemos absoluta confianza en la preparación de los Juegos y tranquilidad. Todo lo que un país puede hacer lo estamos haciendo”, dijo la semana pasada Andrei Rodrigues, secretario extraordinario de seguridad para grandes eventos y uno de los mayores responsables por la seguridad durante la Olimpiada.

Las autoridades comenzaron ya a desplegar efectivos de las fuerzas de seguridad federal y, en total, serán 85 mil personas desplegadas por la ciudad para garantizar la seguridad.

Pulso Político On Line/ Notimex / Foto: Internet