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Divide opiniones su visión de la juventud

Shia LaBeouf en el “photocall” de la película “American Honey”

CANNES (EFE).— La directora Andrea Arnold fue motivo de una fuerte división de opiniones en Cannes por “American Honey”, protagonizada por Shia LaBeouf y un grupo de jóvenes actores que muestran una extraña, pero real, forma de vida muy lejos del sueño americano.

La película compite por la Palma de Oro y ha sido amada y odiada a partes iguales, con una historia que cuenta, con un estilo muy naturalista, la vida de jóvenes que se dedican a viajar por Estados Unidos vendiendo suscripciones a revistas.

“Trabajan duro para poder encontrar una pequeña parte del sueño americano para ellos”, afirma la cineasta británica sobre estos jóvenes que llevan una vida errática, con un alto consumo de drogas y alcohol.

Retrato de unos días en las vidas de estas personas que se pierde en la estética y al que falta profundidad para entender por qué se dedican a recorrer Estados Unidos sin perspectiva alguna a la vista de algo mejor.

Más “personal”

Uno de esos viajeros es Jake, al que interpreta LaBeouf, en un papel muy diferente de lo que ha hecho hasta ahora, aunque el actor asegura que él es cada uno de los personajes a los que da vida. “Jake soy yo y McEnroe también”, dice en referencia a su próximo trabajo en el que interpretará al mítico tenista John McEnroe.

Sobre “American Honey”, el actor asegura que empatiza con las personas que aparecen en la película, y explica que conoció realmente a este tipo de gente para preparar su papel y entender su jerarquía y normas.

Los debutantes

Acompañan a LaBeouf actores jóvenes, con poca experiencia e incluso hay alguno que no tiene ninguna en interpretación, pero sí en el tipo de vida nómada que retrata la cinta.

Destaca especialmente Sasha Lane en el papel de Star, un personaje “inocente que se lanza a la aventura tratando de encontrarse a sí misma”, explica la actriz.

Sasha revela que cada día de rodaje hacían lo que sentían y trabajaban con mucha libertad, algo que le gustó, ya que se deja llevar por las “vibraciones”.

“Soy alguien que floto, sólo me interesa lo que siento, siento vibraciones y energía”.

La realizadora buscó durante mucho tiempo hasta que dio con un grupo de gente que viajaba por todo Estados Unidos vendiendo revistas y lo siguió lo suficiente para entender que es “una especie de subcultura”.

Para rodar la película, la británica viajó por todo el Medio Oeste, desde Oklahoma hasta Dakota del Norte.

“Los equipos de vendedores pasan mucho tiempo en los autobuses mientras el paisaje cambia, un paisaje que influye en el carácter de estas personas”, resalta Andrea.

En ese recorrido y en recientes viajes a Estados Unidos, la directora descubrió aspectos de la realidad americana que no conocía, como la absoluta pobreza, porque allí quien no tiene dinero no puede ir ni al médico, lo que lleva a mucha gente a caer en las drogas.

Una historia que, como es habitual en su cine, está inspirada en la realidad porque “la vida real de las personas es realmente inspiradora”.