El líder escribe una nueva leyenda
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No podía esperar más. Tras la genialidad del domingo pasado, cuando convirtió un penal en asistencia para el uruguayo Luis Suárez, Lionel Messi llegó al Molinón con la clara misión de por fin alcanzar su gol 300 en la Liga española.
Ayer, el Barcelona disputó el partido que dejó pendiente por el Mundial de Clubes, pero la atención giraba en torno a Messi y su nueva cita con la historia.
Pasaron 25 minutos de claro dominio culé para que el argentino tomara la pelota afuera del área, desde donde sacó un zurdazo pegado al poste derecho de Pichu Cuéllar, cuyo lance adornó la mítica anotación.
Sin embargo, el Sporting de Gijón se negaba a ser usado como aderezo del banquete blaugrana y apenas tardó dos minutos en igualar, luego de un centro cruzado que cerró Carlos Castro.
El empate fue una clara afrenta para el Barça, que volvió a lanzarse al frente y recuperó la ventaja con otro zurdazo de Messi, quien conectó con el pie izquierdo el 'bombón' que le guardó Suárez dentro del área.
Como si el 300 no hubiese tenido suficiente importancia, el 301 de Leo fue el 10 mil en la historia del club, que firmó el trámite en el complemento.
Suárez falló un penalti en el 62', pero cinco minutos más tarde recibió una pelota dentro del área, se quitó a dos rivales y sacó una impresionante rosca con la zurda, para sellar el 1-3.
El Barça se consolida en la cima de la Liga; Messi, como el máximo anotador en la historia del certamen. Tarde redonda en Gijón.
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