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Discurso de la embajadora de Francia por el reconocimiento otorgado a Carmen Aristegui


Ciudad de Mexico.- Discurso de la Excelentísima Embajadora de Francia en México, Sra. Elisabeth Beton Delègue, con motivo de la condecoración de la Sra. Carmen Aristegui, en el grado de Caballero de la Orden de la Legión de Honor (2 de mayo de 2013)


Desde que llegué a México hace diez meses, tuve el gusto de verla en contadas ocasiones, y, sin embargo, tengo la sensación de que la conozco desde hace años. Claro, Carmen, antes que nada, es una voz, la que me despierta y con la que tomo contacto con el mundo cada mañana, mientras desayuno. Es por ello que cuando la veo tengo la impresión, como sucede con los mejores amigos, de retomar una conversación interrumpida el día anterior.


Por ello es una verdadera alegría  para mí poder compartir con usted, su familia y sus amigos esta doble celebración. En efecto, esta noche, vamos a festejar a una gran periodista y también vamos a festejar, con unas horas de antelación, el Día Mundial de la Libertad de Prensa.


La libertad de prensa es indisociable de la democracia y así lo planteó, durante la Revolución, la Asamblea Constituyente, al redactar la Declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Esta Declaración plasmaba la "libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones" como "uno de los derechos más preciados del Hombre".


La libertad de expresión es una referencia para medir el grado de democracia de una sociedad. Como ya lo decía Beaumarchais en 1778, "Sans la liberté de blâmer, il n'est point d'éloge flatteur" ("Sin la libertad de criticar, no hay elogio que halague"). Está claro que en los regímenes autoritarios o dictatoriales esta libertad no existe. Y en las democracias, es un contrapeso indispensable de  los  poderes tanto  políticos como económicos, que  obliga a quienes toman decisiones a rendir cuentas.


Para el vigésimo aniversario de este Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Unesco propone este año una reflexión en torno al tema "Hablar sin riesgo: Por el ejercicio seguro de la libertad de expresión en todos los medios". No es algo evidente en el mundo de hoy. En 2012,


90 periodistas fueron asesinados en el mundo, según la organización Reporteros sin fronteras, no  solamente  en  zonas  de  conflicto  sino  también  en  países  en  paz,  y  lamento  que informadores mexicanos sean parte de este triste balance. Quisiera aprovechar esta ocasión para rendir homenaje a todos los periodistas, en el mundo entero y en México en particular, que han perdido la vida por ejercer su profesión y para reconocer el valor de todos los que a diario arriesgan su vida para informar a sus conciudadanos, sin ceder a ningún tipo de presiones.


¿Qué mejor manera de celebrar este Día que reconociendo el trabajo, el profesionalismo y la independencia de Carmen, quien, a lo largo de su trayectoria periodística de 26 años, ha experimentado, sin jamás rendirse, todo tipo de presiones, que en ocasiones llegaron al grado de costarle su empleo?


Carmen, no sé si usted se imaginaba el reto que implicaba dedicarse al periodismo cuando empezó a cursar la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. De hecho, cuando inició la universidad en 1983, no llegó directamente al periodismo, sino que primero se matriculó en sociología. Pero para la joven que de niña solía aventarse del columpio para ver quién llegaba más lejos, la sociología carecía de adrenalina. Y seguramente fue su curiosidad, su costumbre de siempre preguntar por las cosas que no entendía, lo que finalmente la llevó a esta disciplina.


Para financiar sus estudios, trabajó en un despacho de contaduría, hasta que un compañero de la carrera le comentó de un trabajo en Imevisión (que luego se convertiría en TV Azteca), donde entró como asistente de producción y redactora del noticiero "Monitor financiero". Un día en que los Dioses del tránsito estaban de su lado, los conductores del programa no llegaron a tiempo para la transmisión en vivo, por lo que los productores le pidieron a usted que los supliera.


Y parece que no le fue tan mal, pues a raíz de esto, le encargaron una pequeña sección sobre el precio de los productos de la canasta básica en el mismo noticiero. Al parecer su familia se acuerda todavía de cuando paraban todas sus actividades a las 2 y pico de la tarde, para verla anunciar día con día la fluctuación del precio de la calabacita italiana.


Pero su verdadero salto al periodismo profesional ocurrió en 1989, cuando le ofrecieron presentar la sección de economía y finanzas en el noticiero matutino de Imevisión, conducido por Javier Solórzano. Esto marcaría el principio de una fructífera colaboración de 16 años con Javier (cuya presencia saludamos esta noche).


Desde entonces, usted ha incursionado en todos los tipos de medios: además de la televisión, usted ha trabajado y sigue trabajando en la radio, la prensa escrita, y hasta tiene presencia en Internet y las redes sociales. Con sus programas diarios en MVS y CNN en Español, así como su columna quincenal en Reforma, uno se pregunta a qué horas encontró tiempo el año pasado para abrir una cuenta de Twitter y crear el portal Aristeguinoticias, que ofrece "periodismo en libertad". Ni hablar de los tres libros que publicó…


Durante  toda  su  carrera,  parece  que  ha  habido  un  hilo  conductor:  la  pasión  por  la investigación y la exigencia de verdad.


Según  Albert  Camus,  quien  cumpliría  100  años  el  próximo  mes  de  noviembre,  "Un journaliste est un homme qui, d'abord, est censé avoir des idées (…) C'est ensuite un homme chargé de renseigner le public sur les événements de la veille. Un 'historien au jour le jour' dont le premier souci est la vérité" ("Un periodista es un hombre que, ante todo, debería tener ideas (…). Luego es un hombre encargado de informar al público sobre los acontecimientos del día anterior. Un 'historiador del día a día', cuya primera preocupación es la verdad"). Eso escribió el escritor y periodista francés el 1ero de septiembre de 1944 en el diario Combat, un periódico nacido durante la Segunda Guerra Mundial y editado de manera clandestina por un grupo de Resistentes a la ocupación nazi. Cuando escribió estas palabras, estaba decepcionado por el papel que desempeñaba la prensa, indiferente a las ideas y a la moral, y quería proponer un nuevo modelo de periodismo.


Proponer un periodismo responsable e independiente, respetuoso de la audiencia, eso es precisamente lo que usted, Carmen, se ha esforzado por hacer desde hace años en México. Para ello, ha querido imponer sus propias reglas del juego, bajo la forma de un código de ética.  Elaborado  a  partir  de  su  experiencia  y  la  de  otros  periodistas  del  mundo  como referencia, este código de ética seguramente es una de las razones por las cuales sus noticieros se han vuelto poco a poco los más escuchados en la capital del país. Sin duda explica también por qué recibió tres Premios Nacionales de Periodismo, el Premio Maria Moors Cabot de la


Escuela Superior de  Periodismo de  la  Universidad Columbia y  recientemente el  primer Premio John Reed, entre muchos otros.


Y es que cuando algo le intriga o le parece injusto, usted lo investiga y le da seguimiento hasta llegar al fondo del asunto, en busca de la verdad. Es por ello que ha dado la voz a tantas personas que no tenían a nadie más para defenderse. Fue así como usted denunció el abuso de poder del que fue víctima Lydia Cacho o la violación de Ernestina Ascencio Rosario, entre otros muchos temas.


Hemos hablado de un hilo conductor en su carrera, pero, si no me equivoco, también pueden vislumbrarse tres grandes hitos en su trayectoria. Me refiero a tres momentos difíciles, en los cuales se ha visto confrontada a tentativas de censura. Son momentos que han implicado cambios drásticos en su vida profesional, ya que perdió su trabajo, pero que también le han brindado  el   apoyo  de   miles  de   personas  dispuestas  a   manifestarse  para   apoyarla, confortándola todavía más en su ética.


Más que su trabajo, el periodismo es su pasión. Pero también lo es su hijo, Emilio, a quien me da mucho gusto saludar esta noche. Me acuerdo de una comida que tuvimos aquí, Carmen, durante la cual usted recibió varios mensajes, cada vez que el equipo de Emilio anotaba un gol… Así que sabe mantenerse al tanto de las noticias importantes.


Pero un pajarito me dijo que usted también está muy pendiente de su familia, con quien se reúne todos los fines de semana. Ese lado protector, usted lo heredó de su mamá. Y no solamente lo aplica a sus familiares, sino también a sus compañeros de trabajo, jóvenes y mujeres  en  su  mayoría,  ya  que  cuando  salió  de  W  Radio,  una  de  sus  principales preocupaciones fue encontrar opciones de trabajo para los miembros de su equipo.


"Para ejercer el periodismo ante todo, hay que ser buenos seres humanos", estimaba Ryszard Kapuscinski, referencia del periodismo a nivel mundial y una persona que usted admira. "Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias."[1]


Ateniéndome a la definición de Kapuscinski, sin duda usted es una excelente periodista. Estimada Carmen, "Au nom du Président de la République, nous vous remettons les insignes de Chevalier de la Légion d'honneur".bir(AN)