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Presidente de Filipinas se arrepiente de llamar ‘hijo de puta’ a Obama

Presidente de Filipinas se arrepiente de llamar ‘hijo de puta’ a Obama

El mandatario filipino, lamentó que su declaración ofensiva fuera vista como un ataque personal contra su homólogo estadounidense

El presidente filipino, Rodrigo Duterte, apodado ‘El castigador’, este martes intentó excusar su polémica declaración, luego de haber llamado públicamente “hijo de puta” a su aliado más importante, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

El mandatario filipino, lamentó que su declaración ofensiva fuera vista como un ataque personal contra su homólogo estadounidense, informa AFP.

Duterte afirmó este lunes ante la prensa que no toleraría que su homólogo estadounidense le pregunte sobre las matanzas extrajudiciales que se producen en Filipinas en el marco de la campaña presidencial contra el tráfico de drogas.

"Debe ser respetuoso. No lance preguntas y declaraciones. Hijo de puta, lo voy a maldecir en ese foro", aseveró el mandatario filipino.

Luego de la declaración del filipino, el  presidente de Estados Unidos canceló una reunión prevista para este martes en la cumbre de la ASEAN (la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), la cual de momento ha quedado sin fecha.

El presidente estadounidense había declarado el lunes, tras conocer los insultos de su homólogo: “Siempre me quiero asegurar, si voy a mantener una reunión, de que va a ser productiva y vamos a conseguir cosas”.

La Casa Blanca rellenó inmediatamente el hueco de agenda que dejó libre Duterte con un encuentro con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, con la que Obama tenía previsto tratar, entre otros asuntos, del escudo antimisiles estadounidense que Corea del Sur desplegará en su suelo.

En el trasfondo del incidente diplomático se encuentra la violenta campaña antidroga que el populista Duterte ha lanzado desde su investidura, el 30 de junio. La campaña fue una de sus principales promesas en las elecciones de mayo y le ha ayudado a propulsar su popularidad entre sus compatriotas al 90%, pero también ha causado ya 2.400 muertos, y la policía calificó de “daño colateral” la muerte de una niña de 4 años por disparos de sus agentes la semana pasada.

De esas bajas, 900 se han producido en operaciones policiales, según el Gobierno filipino, y el resto son "muertes bajo investigación", un término que los activistas pro Derechos Humanos califican de eufemismo para encubrir asesinatos extrajudiciales.

La Silla Rota