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Retrocede economía de Reino Unido

La Consultora IHS Markit de Inglaterra ha elaborado un estudio económico en el cual sintetiza que la economía de Reino Unido está retrocediendo hasta niveles no vistos desde 2009. Es sabido que el famoso “Brexit” produjo una crisis financiera global.

El documento titulado Markit Flash UK Composite Output, que es utilizado como referencia en los mercados financieros muestra un descenso de la actividad en todos los sectores productivos menos la exportación, que se ha beneficiado de la devaluación de la libra.

Se recopilaron datos de 650 empresas entre el 15 y el 21 de julio. El documento sugiere contracción económica en todos los niveles de producción y mercadotecnia. La contracción sería motivada por la mayor cancelación de pedidos desde 2012 y por una importante caída de la confianza que es el motor de la economía británica.

Chris Williamson, cabeza de Markit, ha expresado que “los datos demuestran que la economía se está deteriorando drásticamente” y podría contraerse un 0.4 por ciento en el tercer trimestre del año, frente al crecimiento moderado en los dos primeros trimestres, antes del referéndum del 23 de junio.

Agregó que “el retroceso, ya sea por cancelaciones de pedidos o por falta de pedidos nuevos o la cancelación o aplazamiento de proyectos, se ha atribuido al voto favorable al ‘Brexit'”, y predijo que habrá un empeoramiento de la situación a corto plazo, aunque admitió que quizá el efecto del referéndum pueda disiparse al cabo de unos meses.

No obstante, el economista destacó que, a finales de mes, con la encuesta cerrada, se han apreciado “signos de que la confianza comienza a mejorar al tomar forma el nuevo gobierno”.

El Banco de Inglaterra decidirá en su reunión de agosto si cambia su política monetaria para hacer frente a esta disminución de la productividad.

El rebote del Brexit le tocará atenderlo a la nueva primera ministra de Theresa May, quien esta semana se reunió con la canciller alemana y el presidente francés, propiciando las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

May y Merkel son las “Damas de Hierro” de Europa. Theresa May y Ángela Merkel tienen una diferencia de edad de poco más de dos años: 62 tiene Merkel y 60 cumplirá May en octubre. Son parte de la misma generación nacida a la sombra de la Guerra Fría y crecida bajo ese espíritu de unidad europea que se solidarizó tras la caída del muro de Berlín y que ahora hace aguas en el Canal de la Mancha.

Ángela Merkel nació en Hamburgo, se crió en Templin, al este de Berlín, y militó como era de rigor en las Juventudes Socialistas, aprendió ruso y destacó en Matemáticas, antes de estudiar Física y convertirse en investigadora y finalmente en política con el instituto político Despertar Democrático.

Theresa May aprendió en escuelas públicas y se dedicó a las letras, estudió Geografía en Oxford y trabajó en el Banco de Inglaterra, antes de iniciar su ascenso en las filas del Partido Conservador desde la política local.

Otro punto de íntima conexión entre las dos: el momento conflictivo en que tomaron la alternativa. Merkel tuvo que pasar sobre el “cadáver” político de su mentor, Helmut Kohl, descabalgado por un escándalo de financiamiento ilegal que hizo temblar los cimiento de la Unión Demócrata Cristiana.

May ha llegado al poder tras la renuncia de su superior David Cameron, a quien fue leal en los momentos críticos.

Después de la reunión de ambas esta semana, May dijo en conferencia de prensa que la salida de Reino Unido de la Unión Europea no significa alejarse de los socios y especialmente de Alemania, país con el que existen fuertes vínculos comerciales y “sobre los que queremos construir nuestras relaciones bilaterales futuras”, ha señalado.

Merkel, por su parte, ha abogado igualmente por mantener unas relaciones “fuertes y constructivas” con Reino Unido a nivel bilateral y multilateral, pues ambos países, miembros de la OTAN, afrontan desafíos comunes, entre los que May ha citado la crisis de Ucrania, la lucha contra el terrorismo y la liberalización del comercio.

Después de la reunión arriba citada, Theresa May, se enfrentó el jueves en París al político menos amable con el Brexit: el presidente François Hollande.

“Lo más pronto será lo mejor”, le ha dicho dos veces el mandatario francés a May en público para exigirle que, aunque “necesita tiempo”, debe iniciar cuanto antes la negociación sobre la futura relación entre Reino Unido y la UE.

“No antes de fin año”, le respondió la líder británica. Su intercambio rotundo ha demostrado que la reunión entre los dos en el Elíseo se ha traducido en una “discusión abierta”, como comentó May.

Francia y Reino Unido han tenido históricamente dos visiones enfrentadas del difícil proyecto de la construcción política de Europa. Pero esa divergencia estratégica ha sido y es compatible con los intereses estrictamente militares de París y Londres, cuyas armas nucleares siguen siendo un pilar esencial de la seguridad continental, dentro y fuera de la OTAN.

En su primera visita a la capital francesa como jefa del gobierno, May no encontró la comprensión que le transmitió el miércoles la canciller Ángela Merkel en Berlín.

La premura de Hollande para concretar el Brexit sin ventajas para Londres se debe a que quiere evitar “el riesgo de división”, es decir, tentaciones similares en otros países para abandonar la Unión Europea.

Otro punto clave es la inmigración irregular. Gracias a un acuerdo entre los dos países, Francia retiene en Calais a miles de migrantes que quieren pasar a Reino Unido, pero nadie predice el futuro. Incluso antes del referéndum, las amenazas de París fueron de tono subido.

El ministro de Economía, Emmanuel Macron, enunció la posibilidad de que Francia deje de controlar e impedir el paso de emigrantes. París y Londres firmaron en 2003 los llamados acuerdos de Touquet para una gestión conjunta de las fronteras. Ese pacto originó el campamento incontrolado de migrantes y refugiados en Calais.

Por último, Francia y Reino Unido, potencias con armas nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad, desean mantener una estrecha relación en beneficio de ambos y de toda Europa. “Nos vamos de la Unión Europea, pero no de Europa ni de nuestra cooperación con socios europeos”, finalizó May.

 

 

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