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Investigadores mexicanos sugieren despatologizar identidad transgénero

 

El Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INP), en conjunto con  la Clínica Especializada Condesa (CEC), publicó en la revista The Lancet Psychiatry el primer estudio de campo que revela a la identidad transgénero como una condición de vida de las personas y no como una enfermedad metal que deba curarse, por ello sugiere que ésta sea eliminada de los manuales de diagnóstico del mundo enfocados en trastornos mentales, ya que estar en dentro de esa clasificación, propicia estigma hacia este sector de la población.

toleranciaDe esta manera, el “Estudio de Campo para la Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales CIE-11 en México”, dado a conocer el 26 de julio por la revista médica británica,  se convierte en un marco de referencia a nivel mundial para la despatologización de las personas transgénero, ya que es el primero que muestra de forma científica que la afectación sicológica de estas personas radica en la violencia y discriminación que sufren por prejuicios y desconocimiento de las instituciones sociales, aseguró en conferencia de prensa, María Elena Medina Mora, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría.

De acuerdo con Hamid Vega, jefe del área de Salud Mental de la CEC, la investigación se realizó en la Clínica Especializada Condesa e incluyó a 250 personas transgénero que reciben atención en la misma; de ésta muestra, 80 por ciento  eran mujeres trans.

Hamid aseguró que el estudio arrojó que la edad promedio en la que las personas muestran inconformidad con su género es entre los cinco y seis años, además 46 por ciento de quienes se sometieron a un tratamiento hormonal lo hicieron sin supervisión médica, lo que genera un gran riesgo en la salud de estas personas.

La investigadora en Ciencias Médicas del INP, Ana Fresan, aseguró que debido a que la investigación es cualitativa y cuantitativa brinda indicadores importantes que permiten observar dónde radica el problema de salud de este sector.

Fresan explicó que  76 por ciento de las personas participantes  experimentaron un rechazo social, en mayor medida por su familia, además de discriminación. El 63 por ciento  de la muestra sufrió algún tipo de violencia (sicológica 95 por ciento, física 52 por ciento y sexual 28 por ciento).

La investigadora puntualizó que 83 por ciento de las y los participantes  mostraron distrés psicológico por el rechazo familiar; además tienen una mayor probabilidad de presentar deterioro social: por violencia física y rechazo de compañeros; deterioro familiar: por rechazos familiar y violencia sexual; y deterioro escolar: por violencia psicológica, rechazo de compañeros o porque piden ser llamados por el género deseado.

De esta manera, el distrés y  deterioro funcional están más asociados a experiencias de rechazo social y de violencia que a cuestiones propias de la identidad transgénero; es decir, el estigma y los malos tratos afectan la salud mental de esta población y no su condición de vida, explicó la especialista.

Geoffrey M. Reed, profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseguró que el estigma, la violación de derechos humanos, las barreras en la atención en servicios de salud, la negación en la cobertura de tratamientos y la percepción errónea de tener que ser tratados en servicios de psiquiatría, impiden que en en la población trans no se cumplan los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que pretenden alcanzar el grado más alto de salud posible.

El investigador puntualizó que, para favorecer las condiciones de respeto y tolerancia hacia este sector, debe eliminarse la identidad transgénero del capítulo de enfermedades mentales  de la OMS y comenzar a trabajar en políticas públicas que garanticen el derecho a la salud de estas personas.

Patricia Uribe Zúñiga, directora del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida, aseguró que, si bien la población trans tiene 49 veces más posibilidades de estar infectada con VIH, se debe poner mayor atención en las necesidades de este sector y no relacionarla sólo con esta enfermedad, ya que la discriminación es la principal barrera para el acceso a los servicios de salud.

Por su parte Alexandra Haas Paciuc, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, expresó que en México la transfobia y homofobia generan altos niveles de angustia y depresión, resultado de la violencia psicológica, física y sexual presentes en las instituciones sociales.

Haas concluyó que pensar en la identidad trans como una enfermedad, obliga a considerar una cura, por ello es necesario despatologizar esta condición y comenzar a reconocer a los seres humanos en toda su diversidad.

Por esa razón, al momento, este estudio es replicado en Brasil, Francia, India, Líbano y Sudáfrica con la finalidad de obtener información representativa de todo el mundo y brindar más evidencia científica al respecto.