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Importancia fronterizaColombia-Venezuela

 La frontera que comparten Colombia y Venezuela es estratégica para las dos naciones desde las perspectivas de seguridad, intercambio comercial y de movilidad de sus ciudadanos, con fuertes nexos históricos y culturales.

La línea fronteriza de más de dos mil 200 kilómetros, es considerada una de las zonas más dinámicas y conflictivas de América Latina, ya que además de que ahí se mueven los negocios legales, es escenario de operaciones ilegales como contrabando, tráfico de armas, droga, retaguardia de la insurgencia, paramilitares y narcos.

Ante estas realidades de la frontera colombo-venezolana, cualquier decisión política, comercial, migratoria y de seguridad que tomen los gobiernos de algunos de los dos países afecta de forma directa todos los vasos comunicantes de las dos naciones.

Los gobiernos de Colombia y Venezuela son conscientes de la importancia estratégica de la frontera desde ópticas políticas e ideológicas distintas, lo que hace más complejo lograr acuerdos conjuntos para garantizar que ésta se mantenga abierta y segura de uno u otro lado.

El presidente Nicolás Maduro, que encabeza un gobierno de corte socialista y populista en Venezuela, y el mandatario de Colombia, Juan Manuel Santos, un neoliberal convencido del libre comercio y antiestatista, son los dos líderes que tienen en sus manos el futuro de este territorio.

Maduro y Santos tienen la responsabilidad histórica de lograr un acuerdo para que la frontera retorne a la normalidad, después del cierre unilateral decretado por Caracas el 20 de agosto de 2015.

El mandatario colombiano decretó el cierre al argumentar motivos de seguridad nacional, ante la fuerte presencia de grupos paramilitares colombianos y por el aumento del contrabando de artículos de primera necesidad que eran subsidiados por su gobierno y salían a Colombia.

El incremento del contrabando de gasolina de Venezuela a Colombia, fue otro de los argumentos del gobierno de Maduro para cerrar la frontera e iniciar una expulsión masiva de colombianos sospechosos de ser paramilitares o no tener resuelta su situación migratoria.

Históricamente, Venezuela era el segundo socio comercial de Colombia, pero con la llegada al poder de Hugo Chávez y luego Maduro, el gobierno y los empresarios colombianos empezaron a buscar nuevos socios para sustituir la demanda venezolana, que cada vez era más compleja, por el modelo que imponía la llamada Revolución Bolivariana.

En los tres primeros meses, la decisión de Maduro golpeó de forma profunda la economía de ambos lados de la frontera, pero Colombia logró poner en marcha un plan para contrarrestar esos efectos en las zonas urbanas y rurales de esa región.

Para diciembre de 2015, el escenario económico en el lado colombiano de la frontera demostró que sus habitantes “podían vivir sin Venezuela”, como lo comentó en ese entonces el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Guillermo Botero.

El comercio de Cúcuta y de toda la frontera, ha demostrado que puede vivir sin Venezuela. Sin embargo, para que este proceso continúe, el gobierno colombiano debe garantizar la inversión en las obras que la región necesita para fortalecer su competitividad.

El cierre de la frontera afectó más a la población del lado venezolano, porque de agosto de 2015 a julio de 2016, el vecino país vive una crisis política y social profunda, que se ha reflejado en un desabastecimiento masivo de los productos de primera necesidad.

Según cifras de gremios venezolanos, en su frontera más del 70 por ciento del comercio ha cerrado, y en 10 meses se han perdido más de 15 mil empleos, un verdadero drama social en una población que ve como su salvación el lado colombiano, donde el comercio fluye con todo su dinamismo.

En 2008, el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela alcanzó los 7.5 mil millones de dólares, y al cierre de 2015 bajo de forma vertiginosa a mil 352 millones. Para el 2016, la tendencia es a la baja, con estimaciones de que finalizará este año con una reducción del 30 por ciento.

La situación económica y social en uno y otro lado de la frontera refleja la estabilidad macroeconómica de Colombia y la debilidad en todos sus indicadores por el lado de Venezuela.

El gobierno colombiano, desde el presidente Santos hasta sus ministros de Relaciones Exteriores, Comercio y Defensa, han expresado su voluntad de lograr un acuerdo con Caracas para abrir la frontera de forma definitiva.

Colombia está tomando todas las medidas para garantizar que los millares de venezolanos que buscan alimentos y otros artículos de primera necesidad se abastezcan en la ciudad de Cúcuta, capital del departamento del Norte de Santander.

“No vamos a dejar que nuestros hermanos venezolanos pasen problemas de hambre o de necesidades de medicamentos. Si hay que ampliar el corredor humanitario, lo ampliaremos”, dijo la canciller colombiana María Ángela Holguín en una visita reciente a la frontera.

Los comerciantes colombianos están acelerando la llegada de mercancías para atender la fuerte demanda de venezolanos, que se tiene previsto para las nuevas aperturas temporales, que pueden superar las 40 mil personas por día.

El presidente Santos ha reiterado en la última semana que a Colombia le interesa una frontera abierta, legal y segura para controlar el contrabando y todos los otros delitos que se dan a lo largo y ancho de la frontera.

Santos propuso hacer “una especie de cuerpos élites: sector privado y autoridades (…) si abrimos la frontera, y la vamos a abrir, tendremos que reforzar las razones por la que no la abriríamos”.

La decisión de abrir la frontera tiene que ser un acuerdo firmado entre Santos y Maduro, previamente trabajado por sus equipos técnicos de las cancillerías y los ministerios de Comercio y Defensa.

Para la primera semana de agosto próximo se tiene previsto un encuentro a nivel de cancillerías, que podría ajustar los criterios para lograr el acuerdo de apertura de la frontera.

 

Pulso Político On Line/Notimex/ Foto:  Internet