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Entre gritos y manotazos, Flores abre la puerta grande

Arte digital Staff La Razón

Con el horizonte lapislázuli dio inicio la antepenúltima cita de la temporada grande. Una entera camada de Barralva, encaste hispano de Atanasio, brilló en el pandero ante la cita que confirmó a la nueva promesa del toreo, Andrés Roca Rey, vio decaer las cejas de Macías, alzó en vilo a Flores, retiró al monosabio Rodolfo Ávila y sulfuró a la asamblea con la polémica del toro de regalo que no se concedió.

Roca Rey, jacaranda y oro inca, la confirmación opacada. Cardifresco, justísimo cornalón negro meano de media tonelada, tocó en turno para ser la primera suerte de la confirmación del limeño.

A César Morales, de puya mínima pero exacta, palmas; a los rehileteros, por igual. El diestro peruano luciendo toda su artística sencillez, se debatió todo por chicuelinas y tafalleras al quite y, con la muleta, tuvo un inicio fundamental: con pies plantados cambiándose la tela por detrás.

Poco duró impecable la taleguilla y a la cuarta tanda, por naturales se pegó una arruzina de una intensidad contrastante con el embroque, a noble parado. Para cerrar la noche, suelto y descastado Pitito, violenta tempestad zaina, fue recibido por gaoneras por el sudamericano.

Este sexto se llevó al caballo de David Vásquez, pero con las caleserinas y la rebolera de quite prendió de la arena al público, que lo fue acompañando hasta la polémica entre la empresa y la jurisdicción de la Plaza México, que no se pusieron de acuerdo con un toro de regalo.

Arturo Macías, corinto en dorado, mucho esfuerzo, poco encanto. Con su primer negrazo de 490 kilogramos, segundo de la tarde, un galopante enmorrillado de largas agujas, pero de cuerpo justo, de nombre Malaguenito, el cejudo hidrocálido sudó con su subalterno Rafael Romero, pero se alzó con un tercio de saltilleras.

Brindando a todos, el confirmante Macías se dedicó a tratar de domeñar a un Atanasio que no hiló más que en su primer tercio. Ni un fajo lindo de manoletinas consiguieron escarbar en el silencio.

Madrilito, castañito ojo de perdiz, bajito y cornalón de casi 500 kilos, fue llevado a la arena por un Macías que quería agradar por gaoneras, pero que después de buen banderilleo no pudo levantar nada con un toro con la pezuña derecha malherida. Esta panza de Barralva fue brindado al Papa Francisco y Arturo lo alargó sin sentido antes de medio estoquearlo.

Sergio Flores, canela y recamado en plata, seriedad y suma entrega. El opaco zancudo chincolo Botadero, zaino reservón y distraído de 505 kilos, dudaba de izquierdas, de adentro hacia afuera, e incomodó toda la faena del tlaxcalteca, quien lo persiguió por todas las tablas.

Corto y avasallante el burel, oficioso y celoso el matador. No obstante, Flores colgó el estoque bien abajo y se llevó el primer trofeo protestado de la tarde.

Carasucio, muy noble y fijo cornivuelto, quinto bragado de medio tonelaje fue muy bien cuarteado por el aretero Diego Martínez, antes de abrillantar el trabajo de una muleta bien abajeña de Sergio Flores, quien transmitió pura emoción, girando en sus talones con uno de los mejores ejemplares de la temporada alta.

Por derechas, bravura y calidad. Por naturales, ligazón y contenido. En la antesala, ajustadas y potentes fueron las bernardinas antes del huesazo, pero al segundo viaje se atracó el de Apizaco, dando vuelta al ruedo con su segunda oreja.

Todo está listo para el cierre de temporada

Con mucha mala expectativa en cuestión de toros, pero con todo el cartel encima, la Plaza México cierra temporada alta la próxima semana.

En la fiesta estará el famoso rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, quien aparecerá por primera vez en esta temporada en el Coso de Insurgentes.

Destaca por supuesto el regreso del diestro español Enrique Ponce, debatiéndose palmas con el vapuleado Fermín Rivera, quien vivirá su tercera aparición en la México, y el doliente Octavio García El Payo, quien el sábado sufrió un percance en la plaza Santa María, en Querétaro, donde un ejemplar de Barralva le fracturó la nariz contra la arena.

Lastimoso será, por otro lado, ver la lidia de una de las peores ganaderías de la actual temporada, la de Teófilo Gómez, que ya estuvo presente en la decimocuarta corrida y la cual ha dado al traste con todas las tardes en que se ha exhibido; en esta ocasión traerá ocho astados Parece que será un cerrojazo de temporada digno de tal incongruente setenta aniversario.

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