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Chocan policías y manifestantes en Brasil a horas del inicio del Mundial


Sao Paulo. La policía brasileña y manifestantes se enfrentaron este jueves horas antes de la inauguración del Mundial de futbol, que ha estado empañado por retrasos en construcciones y agitación política. Hay un detenidos y cinco heridos.

La policía usó bombas de ruido y gases lacrimógenos para dispersar a una multitud de alrededor de 200 manifestantes descontentos con los gastos en los que ha incurrido el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff para el evento.

Los manifestantes intentaban bloquear una avenida clave que conduce al estadio Arena Corinthians, en el este de Sao Paulo y donde Brasil enfrentará a Croacia en el partido inaugural, dijo un testigo de Reuters.

Al menos un manifestante fue arrestado, informaron medios locales. Cinco personas resultaron heridas, dijo un portavoz de la policía militar. Entre ellas, una productora de CNN, afirmaron testigos.

El portavoz señaló que las autoridades sólo podrían brindar un número exacto de heridos más tarde, cuando se calmen las manifestaciones en contra del Mundial.

Poco después, la policía intentaba dispersar otra protesta de un pequeño grupo de personas, también con gases lacrimógenos, indicó un testigo de Reuters. Imágenes de la televisión local mostraron a decenas de manifestantes encapuchados que huían de las fuerzas policiales.

Las manifestaciones apuntaban a intensificarse mientras se acerca la hora del partido entre Brasil y Croacia, programado para las 17:00 horas locales, 15:00 horas en México.

Buena parte del resto de Sao Paulo, la ciudad más grande y capital financiera de Brasil, parecía un pueblo fantasma durante la hora habitual de tránsito de la mañana después de que las autoridades declararon un feriado parcial para asegurar la agilidad del tráfico hacia el estadio. Unas 20 millones de personas viven en el área metropolitana.

Brasil tiene mucho en juego y no sólo en la cancha. El buen desarrollo del torneo también podría tener un efecto en las posibilidades de reelección de la presidenta Rousseff en los comicios del 5 de octubre, así como también en la vacilante reputación del país entre los inversores.

Muchos brasileños están enfadados por los 11 mil 300 millones de dólares gastados en la organización del Mundial mientras que los servicios sociales básicos carecen de financiamiento y recursos.

Su pesimismo ha opacado el buen humor de alrededor de 800 mil aficionados y turistas extranjeros que se espera viajen a Brasil para el evento. (Por Reuters)