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LA COMPRA DE LA REPÚBLICA (Mexicana)

Por: Nelson Garcia. Adaptación de un texto de Giovanni Papini de su libro "Gog"



Ciudad de México.-  30 de agosto 2012 


Este mes hemos comprado una República. Capricho costoso y que no tendrá imitadores. Era un deseo que teníamos desde hacía algún tiempo y hemos querido llevarlo acabo con prontitud, sabíamos que ser dueños de un país daba gusto, felicidad, poder, omnipotencia, omnipresencia y autoridad.

La ocasión era buena e inmejorable y el asunto quedó arreglado en muy  pocos días. El presidente actual de color azul, con una guerra perdida, en donde la república  había puesto a los muertos y el solo.. Solo quería ganar legitimidad, pues en este contexto, el hombre  tenía el agua hasta el cuello: su gabinete compuesto de "clientes" y socios suyos, eran un gran peligro.

Las cajas de la República estaban vacías; crear nuevos impuestos hubiera sido la señal del derrumbamiento
de todo el clan que se hallaba en el poder, tal vez motivo de una revolución, por eso se opto por empeñar la gasolina, y malgastar el petróleo.

Había ya un general que armaba bandas de militares, paramilitares y de "civiles" y prometía cargos y empleos al primero que llegaba. Fueran de donde fueran de Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, o del extranjero.

La 
Maquinaria Norteaméricana insidiosa como es, alisto a sus infiltrados CIA, Embajadores, y asesores económicos quienes dieron luz verde para llevar acabo la compra.

Los inversionistas estuvieron de acuerdo televisoras, telefónicas  y líderes del viejo régimen lo Concensaron y decidieron que la compra venta se hiciera a través  del IFE y que la validara el TEPJF. 

En menos de  cuatro días se  pusieron de acuerdo. Anticiparon entre varios goberna... Accionistas, algunos millones de dólares a la República, y además asignaron a quien seria al presidente, a todos los ministros y a sus secretarios
unos emolumentos(m. Remuneración accesoria que corresponde a un cargo o empleo.)
dobles de aquellos que recibían del Estado.

Se ha dado en garantía -sin que el pueblo lo sepa- las aduanas y los monopolios. Y toda empresa estatales IMSS, PEMEX, etc,  Además, el presidente y los ministros
han firmado un convenio secreto que nos concede prácticamente el control sobre la vida de la República. 

Aunque la Mayoría de la gente de la República no lo perciba o no le  parezca,  somos en realidad, los dueños casi absolutos del país entero.

 En estos días, hemos tenido que dar y por cualquier cosa que pase en adelante; una partida económica bastante crecida, para la renovación del material del ejército, y nos hemos asegurado, en cambio, nuevos privilegios, ( un avión presidencial, una vía de comunicación del tipo banda ancha, el control total del nuevo yacimiento petrolero, asi como el de mover y quitar a nuestro antojo a los comunicadores entre muchos otros).

El espectáculo, hay que reconocerlo es bastante divertido. Las Cámaras continúan legislando, en apariencia libremente,  los ciudadanos continúan imaginándose que la República es autónoma e independiente y que de su voluntad depende el curso de las cosas. 

No saben que todo cuanto se imaginan poseer -vida, bienes, derechos civiles- depende en última instancia de un Grupo de potentados nacionales y extranjeros desconocido para ellos, es decir, de nosotros.

Mañana podemos ordenar la clausura del Parlamento, una reforma de la Constitución, el aumento de las tarifas de aduanas, la expulsión de los inmigrados. 

Podría, si nos place revelar los acuerdos secretos de la camarilla ahora dominante y derribar así al Gobierno simulado, obligar al país que tenemos bajo nuestra mano a declarar la guerra a una de las Repúblicas colindantes, si ese es nuestro antojo.

 Este poder oculto e ilimitado nos ha hecho pasar algunas horas agradables. 
Sufrir todos los enfados y la lambisconería  de la comedia política es una fatiga bestial; pero ser los titiriteros que están detrás del telón puede  ser muy entretenido el  estar tirando de los hilos de los fantoches y títeres obedientes a nuestras ordenes y movimientos, es un placer único.

Nuestro desprecio por los hombres de esta República encuentra un sabroso alimento y mil confirmaciones.
Quizá no somos más que los amos en incógnito de una pobre República en desorden, pero la gran facilidad con que se a conseguido dominarla y el evidente interés de todos los iniciados en
conservar el secreto, nos hace pensar que otras naciones, y tal vez más vastas e importantes que nuestra República, viven, sin darse cuenta, bajo una dependencia análoga de soberanos
extranjeros. 

Y de poderes facticos Siendo necesario más dinero para su adquisición, se tratará, en vez de un grupito de potentados dueños, como es nuestro caso de un trust, de un sindicato de negocios, de un grupo restringido de
capitalistas o de banqueros.

Pero existen fundadas sospechas de que otros países son gobernados por pequeños comités de reyes invisibles, conocidos solamente por sus hombres de confianza, que continúan recitando con naturalidad el papel de jefes legítimos. 

¡Atención! Esto es solo una novela, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.