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Indiferencia e infraestructura mal planeada, problemas diarios para discapacitados en Acapulco

• Para las personas con alguna limitación física, la palabra discapacitado es sinónimo de inhábil o inútil por lo que piden se les reconozca como individuos con impedimentos motrices. 
 

Indiferencia, apatía, falta de accesibilidad e infraestructura mal planeada, son solo algunos de los problemas con los que se enfrentan a diario minusvalidos en Acapulco. 

Aunado a ello, existe la falta de apoyos económicos para este sector pues el padrón de beneficiarios que tiene registrado el ayuntamiento de Acapulco es de aproximadamente 3 mil personas, según una estimación de integrantes de la comunidad con ceguera.

No obstante, añaden que en el puerto existen al menos 9 mil ciudadanos con alguna limitación física que a diario se enfrentan con banquetas reducidas, rampas obsoletas o incluso, inconclusas. 

Para Miguel Ángel Millán, un joven invidente que es acompañado de un perro guía, es triste que, en un puerto turístico como Acapulco, la infraestructura y las calles "estén mal hechas y diseñadas sin pensar en los minusválidos". 

Entrevistado vía telefónica, detalló algunas de las propuestas de este sector, entre ellas: que se respete el tiempo de 15 segundos al menos para que el peatón pueda cruzar la calle, que se cree un sistema parlante para que las personas con problemas de ceguera identifiquen las rutas de los autobuses y la creación de un sistema braille para que puedan identificar los nombres de cruces, paradas y calles. 

Por su parte, José Mauricio Galeana Solís, quien permanece en silla de ruedas tras recibir una bala perdida en la espalda, añadió que la falta de accesos en las vías públicas, discrimina por su falta de planeación a la hora de ser creadas, además de la falta de educación en los ciudadanos para respetar y no obstruir su paso. 

Asimismo, Jesús Cruz Hernández, dijo que para las personas que utilizan silla de ruedas es un problema muy grande pues "en ocasiones ponen en riesgo nuestra integridad física porque nos hemos caído de nuestra silla y en ocasiones preferimos resistir de acudir o hacer alguna actividad para no sufrir accidentes". 

Contó que al acudir al Palacio Federal, necesitan del apoyo de alguien para poder subir esa rampa que fue construida para las motos del servicio postal no para ellos. "En la silla de ruedas nos es imposible usarla sin el enorme riesgo de caer, al igual que algunos restaurantes en donde sus rampas están muy inclinadas". 

"Y si uno quiere bajar del ayuntamiento al parque Papagayo, existen escalones que nos hacen bajar a la calle, corriendo el riesgo de sufrir un atropellamiento ya sea por los camiones o los taxis colectivos", lamentó.