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Realizan jornada de reflexión por la Vaquita Marina

La “Procesión en honor de la Vaquita Marina”, iniciativa de carácter nacional para honrar al único cetáceo endémico de México, que está en un serio peligro de extinción, tiene lugar este día con diversas actividades artísticas y culturales, entre las que destaca una marcha silenciosa que va del Museo Tamayo al Museo Nacional de Antropología.

Numerosas organizaciones civiles, nacionales y extranjeras, académicos, intelectuales, y artistas convocaron a este ritual colectivo en honor de esa especie marina. Al punto de las 10:00 horas en la explanada del Museo Tamayo en el Bosque de Chapultepec, cientos de personas se apostaron para salir caminando de ahí al otro recinto mencionado, localizado a corta distancia.

De acuerdo con los organizadores, hay además una galería de altares alrededor del mundo y exposiciones en más museos, galerías y otros recintos. La trascendencia de esta enorme iniciativa depende de la cantidad de gente que participe. Por eso se lanzó la invitación, a través de un Manifiesto para que el mayor número de personas se uniera y lograr que este llamado de conciencia sea fuerte.

El Manifiesto explica que el mundo está a punto de sufrir una tragedia irreversible, la extinción de la Vaquita Marina. Habla de la desaparición definitiva en todo el planeta de una especie animal exclusivamente mexicana, es decir “una forma única de vida que lleva millones de años en el mar del Alto Golfo de California, en México, desaparecerá para siempre”.

Eso sucederá, añade el documento, por la indiferencia, la ignorancia, la pesca y el tráfico ilegales. “Su lugar en la naturaleza quedará vacío y no podrá ser ocupado por ningún otro organismo. Es una enorme tragedia que da mucho qué pensar y que debería orillarnos a reflexionar sobre cómo nuestras acciones diarias están empujando a miles de especies a enfrentar el mismo final”.

Entre los firmantes del Manifiesto están Miguel León-Portilla (Historiador), Guillermo Arriaga (Escritor, cineasta), José Sarukhán (Científico), Vance Martin (The Wild Foundation, Estados Unidos), Marínela Servitje (Promotora de espacios públicos), Manuel Arango (Empresario, filántropo), Federico Reyes Heroles (Escritor, politólogo) y Eduardo Matos Moctezuma (Arqueólogo).

Igualmente, George Schaller (Biólogo, conservacionista), Kristine Mcdivitt Tompkins (Conservacionista), Diego Prieto (Antropólogo), Lidia Camacho (Politóloga), Tanya Müller (Medioambientalista), Daniel Servitje (Empresario, conservacionista), Exequiel Ezcurra (Ecólogo, conservacionista), Ofelia Medina (Actriz, activista), Gerardo Ceballos Ecólogo, conservacionista), y David Fernández Dávalos (académico).

Otros son Vicente Rojo (Artista plástico), Bárbara Jacobs (Escritora), Mario Lavista (Compositor), Manuel Felguérez (Artista plástico), Nuria Sanz (UNESCO), Viktor Elbling (Embajador de Alemania en México), Tania Libertad (Cantante), Ángeles Mastretta (Escritora), Patricia Rojo (Cirujano plástico), Lorenzo Rojas (Científico), Lorenzo Rosenzweig (Conservacionista), Vicente Quirarte (Poeta) y muchos más.

La marsopa llamada “Vaquita” (Phocoena sinus) es el cetáceo más pequeño, el grupo de mamíferos marinos que incluye a las ballenas, los delfines y las marsopas. En 2016, año del último cálculo disponible, se estimó que la población de vaquitas marinas era de no más de 30 ejemplares. En octubre pasado, más de 60 expertos intentaron capturar algunos ejemplares para conservarlos en cautiverio, pero no tuvieron éxito.

Ante el trágico panorama, quienes firmaron el documento se manifiestan públicamente, con la intención de hacer un llamado global “para cambiar lo que estamos haciendo mal y protejamos a las especies de las que dependemos y que los humanos estamos poniendo en peligro de extinción, para que esta historia no se repita”. La invitación fue abierta a todos los habitantes del planeta.

La procesión salió del Museo Tamayo y culminó en el Museo Nacional de Antropología. Luego, un recorrido por el Bosque de Chapultepec, resguardado por dos largas vallas de niñas y niños que unieron ambos recintos culturales, y cuya presencia fue un reclamo silencioso por el mundo que se les está heredando. Ese fue un performance del artista y conservacionista mexicano Patricio Robles Gil.

La procesión surgió como iniciativa de Robles Gil a partir de sus reflexiones desde el arte y la naturaleza para consolidar este performance que refleja un vínculo entre la cultura y el medio ambiente. Desde hace más de 20 años, el autor capta con su lente la belleza extraordinaria de las tierras silvestres del planeta, áreas prácticamente sin influencia del ser humano.

Más información en https://www.elsiglodetorreon.com.mx