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El estudiante que sobrevivió bajo los escombros del Colegio Enrique Rébsamen

El estudiante que sobrevivió bajo los escombros del Colegio Enrique Rébsamen

“Recuerdo sentir una piedra arriba de mi cabeza y otra en el cuello. Solamente podía voltear a ver hacia abajo,y alcancé a ver uno de mis pies, que estaba iluminado por la luz del sol”, explicó.

A dos meses del sismo, Roberto continúa tambaleándose un poco entre la alegría de haber sobrevivido al derrumbe de su colegio y a la angustia de haber vivido una escena tan trágica. Las heridas físicas ya casi terminan de desvanecerse y con la templanza y fuerza inusual en un niño de esa edad, las del corazón sanarán más temprano que tarde.

El martes 19 de septiembre Robbie se despertó con una sola misión en la cabeza: regresar del colegio para estrenar la guitarra eléctrica que sus papás, tras mucha insistencia, le habían dado el día anterior como regalo de cumpleaños adelantado.

Como cualquier otro día, inició clases a las 7:00 am, luego pasó tres horas en el taller de artes gráficas, y fue justo cuando estaba tomando clases de yoga en uno de los salones de usos múltiples —justo arriba de la dirección— cuando él y sus compañeros empezaron a sentir que temblaba.

A los pocos segundos, Miss Gema, la prefecta de disciplina, confirmó lo que estaba sucediendo. Entró abruptamente al llamado "salón de espejos", le ordenó a los niños del grupo que evacuaran el aula, bajaran las escaleras y cruzaran por la dirección para llegar al punto donde estarían a salvo.

"Abrió la puerta del salón de espejos y nos dijo 'chicos salgan rápido que está temblando'. La mayoría de mi salón logramos salir, excepto por una compañera que se quedó poniendo los tenis. Los demás salimos descalzos. Ella fue la única del salón que falleció", le dijo a HuffPost México Roberto Carlos Quintero, entonces alumno de segundo de secundaria del Colegio Enrique Rébsamen.

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El sismo de 7.1 grados que sacudió a la Ciudad de México a las 13:14, el mismo día en que se conmemoraba el devastador terremoto de 1985, se sintió fuertemente en la zona sur de la ciudad, el Colegio Enrique Rébsamen, en la colonia Coapa, fue uno de los edificios más afectados..

Mientras bajaba, Robbie recuerda haberse sostenido con fuerza de los barandales de las escaleras para llegar hasta la planta baja, donde debería entrar al pasillo de la dirección y cruzar el edificio, hasta llegar a uno de los patios del colegio, al punto de reunión.

"Podía sentir como los edificios se golpeaban, el último jalón fue lo que tiró todo".

Terminó de bajar las escaleras con dificultad y estaba a punto de entrar a la dirección, cuando sintió un movimiento aún más fuerte a los anteriores. Un polvo abrumador comenzó a surgir por todos lados, obligándolo a cubrirse el rostro con el brazo izquierdo. De un segundo a otro, todo se tornó negro.

A partir de entonces, los recuerdos de Roberto son confusos. "No sentí que me cayó algo encima, pero sí recuerdo los pedazos viniendo hacia mí", "Justo adelante venía un compañero, cuando veníamos bajando lo veía, cuando nos cayó el edificio encima, perdí rastro de él".

Varios de los pedazos del edificio, que se desplomó a unos pasos de distancia de él, cayeron en su cabeza y enterraron uno de sus brazos, dejándolo parcialmente inmóvil.

"No recuerdo bien cómo fue, pero recuerdo que sentía una piedra arriba de mi cabeza y otra en el cuello. Solamente podía voltear a ver hacia abajo, alcancé a ver uno de mis pies que estaba iluminado por la luz del sol", explicó.

Inmediatamente, Roberto comenzó a gritar y a pedir ayuda, por un momento pasó por su cabeza la guitarra que esperaba en casa a ser estrenada. Es incierto cuánto tiempo pasó bajo los escombros, pero aparentemente pocos minutos después comenzaron a removerlos. Cuando logró salir vio una cara conocida, la del señor Germán, de la cooperativa del colegio.

De ahí lo llevaron a una calle cerrada, cerca del colegio, donde estaban resguardados varios alumnos. "Recuerdo ver mucho polvo, a gente corriendo y gritando y a personas pidiendo que las dejaran entrar para ayudar", explicó.

En la cerrada se encontraban entre 40 y 50 alumnos del colegio, según recuerda. Todos intentando mantener la calma. Los brigadistas, también estudiantes, asistieron a sus compañeros heridos, entre ellos Roberto, hasta que finalmente logró encontrarse con su mamá y su hermano.

Miss Gema, la compañera de su salón y varias conocidos suyos más, lamentablemente, no corrieron con la misma suerte. Las autoridades más tarde confirmaron que el derrumbe ocasionó la muerte de 26 personas en total, 19 adultos y siete niños.

Bajo la mira

Tal como sucede en cualquier investigación de un crimen, después de la tragedia, la atención se enfoca en los principales actores o, en este caso, la responsable del colegio: Mónica García Villegas, dueña y directora de la institución.

El pasado 25 de octubre, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México confirmó lo que todos sospechaban: el peso del departamento de la dueña y directora del colegio, que se encontraba en la parte superior del edificio ocasionó que la estructura colapsara.

Es poco lo que se sabe sobre García Villegas. Durante las labores de rescate, varios medios aseguraron verla colaborando con las autoridades para facilitar la búsqueda de personas con vida bajo los escombros. Con el paso de las horas, estos mismos medios reportaron que la directora se había presentado a los pocos días del sismo con un carrito de súper para rescatar algunas de sus pertenencias, mientras voluntarios y autoridades buscaban sin descanso a personas con vida.

Equipos de rescate y voluntarios trabajaron sin descanso durante días enteros para rescatar a las personas que se encontraban bajo los escombros.

Un padre de familia le confirmó a HuffPost México que durante el fin de semana, posterior al sismo, la directora se reunió con la comunidad del colegio para unirlos y motivarlos a que levantaran la escuela juntos.

Esa fue la última vez que la vieron. Mónica García Villegas debía presentarse ante el Ministerio Público el 2 de octubre para declarar sobre la supuesta falsificación del certificado de uso de suelo. La directora del colegio no se presentó y días después informó a los medios de comunicación, que no había recibido ningún citatorio por parte de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México. Sin embargo, afirmó que no se encontraba fuera del país y que estaba dispuesta a presentarse ante la autoridad que así lo requiriera.

Semanas después, su abogado Javier Coello, la contradijo ante medios y afirmó que sí estaba prófuga y que no se presentaría ante la Procuraduría hasta no tener los elementos para demostrar su inocencia.

El abogado de García Villegas confirmó a medios de comunicación que ni él ni su clienta han tenido acceso a la carpeta de investigación de la PGJ. Mientras tanto, los padres de los estudiantes y los familiares que perdieron a seres queridos en el Colegio Enrique Rébsamen, exigen y merecen justicia.

La directora del colegio no es la única responsable de esta tragedia. Lee Las firmas que acabaron con la vida de 26 personas para conocer más sobre el caso Rébsamen.

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