Asambleistas buscan atender el síndrome de estrés postraumático

A fin de atender y resarcir los posibles daños psicológicos causados por los sismos de septiembre pasado, la Asamblea Legislativa llamó a que se implementen brigadas de detección y atención del síndrome de estrés postraumático en las escuelas públicas y privadas.

En el exhorto a las autoridades locales de salud y educativas también se pidió incluir esta atención especial a las colonias de la Ciudad de México.

Durante la sesión ordinaria, los legisladores de los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa aprobaron un punto de acuerdo presentado por la diputada Rebeca Peralta León, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), para la atención sobre el síndrome de estrés postraumático.

Explicó que las personas con este padecimiento pueden sufrir ansiedad y quienes no son tratados tienden a aislarse y a presentar conductas depresivas, incluso suelen consumir alcohol y drogas de otro tipo con la finalidad de superar sus alteraciones.

Luego de los fenómenos naturales, abundó, académicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertaron que la mayoría de la población que estuvo expuesta a estos fenómenos experimenta el síndrome o trastorno de estrés postraumático.

Entre los síntomas que comienzan a desarrollarse después del evento están: Hipersensibilidad al entorno, es decir, el individuo considera cualquier movimiento como un sismo; ansiedad exacerbada, que presenta rigidez muscular, dolores de cabeza, insomnio, falta de concentración e incluso ataques de ira.

Además de pensamientos de desolación: La persona presenta constantes recuerdos del evento, así como pensamientos de escenarios iguales e incluso más catastróficos.

Recordó que los sismos del 7 y 19 de septiembre pasados afectaron no sólo a la Ciudad de México, sino también a Morelos, Guerrero, Puebla, Estados de México, Chiapas y Oaxaca.

La legisladora de Iztapalapa agregó que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reportó que al menos 20 por ciento de las personas que experimentó esos sismos podrían llegar a padecer el trastorno hasta por 20 años, “situación que se vuelve un verdadero desafío para las autoridades de salud pública”.

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