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España cristiana

 "E Spaña cristiana, no musulmana", gritó un pequeño grupo en el mismo lugar donde había ocurrido un acto terrorista en Barcelona, apenas unas horas después. Quizá una tropicalización de la frase nos ayude a comprender más la trascendencia del grito; un intento de aproximación al imaginario mexicano podría ser el siguiente: "La nación es guadalupana, no cristiana". En los dos casos, coinciden posturas extremas, lecturas fundamentalistas de la religión, colonialismo ideológico y rechazo de lo diferente.

El pequeño grupo que gritaba la consigna también ondeaban banderas asociadas a las cruzadas y a Cataluña. La policía resguardó la manifestación; y se vieron obligados a crear un cerco que separarlos de un grupo mucho más nutrido de transeúntes que le hizo frente a los extremistas. Se intercambiaron gritos. Los segundos pedían paz, tolerancia, y rechazaban el racismo y el fascismo.

Tanto el fundamentalismo cristiano como el musulmán, así como el fundamentalismo científico, causan estragos en la sociedad. Las versiones extremistas y las interpretaciones literales de los textos básicos de un relato tienden a la producción de actos violentos. Aquí los matices se hacen urgentes. Ni todos los españoles son islamofóbicos, ni todos los musulmanes son violentos.

La Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI) fue contundente al calificar de inhumanos los actos terroristas acontecidos en Barcelona, además de manifestar una enérgica condena. Así mismo, La Federación Islámica del País Vasco (FIVASCO) en un comunicado oficial rechazó los actos terroristas y todas las formas de violencia; además, su presidente, Aziz Messaoudi, ha declarado que es errónea la interpretación violenta del Corán.

Otro matiz necesario es el que señaló Jaume Flaquer (miembro del consejo directivo del Centro de Estudios Cristianisme i Justícia de Cataluña) al afirmar que: "Decir que el islam es paz o que no tiene nada que ver con el Estado Islámico o con al-Qaeda es como decir que las cruzadas no tienen nada que ver con el cristianismo. Que sea una perversión de la religión no quiere decir que no tiene nada que ver". Lo comenta en su búsqueda sobre las raíces del terrorismo, en la que ubica a la religión como una de las causas, entre otras, del terrorismo.

En La Rambla de Barcelona fueron asesinadas diez y seis personas, más de un ciento resultó herido en el mismo hecho. Sin embargo, el daño se extiende mucho más de esos daños inmediatos tan lamentables. Las generalizaciones y las radicalizaciones cobran fuerza. Nuestras expresiones: "gringos nazis", "España cristiana", "musulmanes terroristas", "indios ignorantes", "homosexuales enfermos", etc., alimentan el régimen de violencia que las generalidades pueden crear.

La radicalización de las posturas, los postulados excluyentes, la tendencia a ver en blanco y negro, descuidando los grises y los colores, genera una manera de relacionarnos que radicaliza a cualquiera. Concluir que el problema se concreta a un imán que radicalizó a los adolescentes perpetradores de los actos terroristas, es alejarnos de una comprensión amplia de la tendencia fundamentalista que cada vez más tiene lugar en muchas sociedades. Más aún, que cada vez genera más violencia.

Twitter: @davidsecular

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