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Desoye Puigdemont advertencia Comienza sexta ronda para paz en Siria

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, sus consejeros y los líderes de los partidos y las entidades secesionistas han ignorado las advertencias del Tribunal Constitucional sobre la suspensión del referéndum de independencia y han participado en el arranque de la campaña electoral de la votación prevista para el 1 de octubre.

En un mitin unitario de todo el secesionismo y en un clima de absoluta rebelión en el Tarraco Arena, en la reconvertida plaza de toros de Tarragona, unas 7.500 personas -6.000 en las gradas y 1.500 acomodadas en la arena-, han clamado en favor de votar y constituir una nueva república. "¿Qué creéis que pasará el 1 de octubre? ¡Claro que votaremos!", exclamó el president.

Por su parte, la Justicia española persistió ayer en denunciar la organización del suspendido referéndum secesionista catalán.

Se les acusa de desobediencia y usurpación de funciones y malversación por desoír la orden de suspensión del referéndum acordada por el Constitucional.

Los alcaldes están en el punto de mira en estos días previos al referéndum después de que el Gobierno regional catalán les pidiera que cedieran locales para la votación, lo que les pone en la disyuntiva de aceptar la petición u obedecer al Constitucional.

Hoy mismo, la alcaldesa de Barcelona, la izquierdista Ada Colau, aseguró que el 1 de octubre en esa ciudad "se podrá participar" y que se podrá hacer "sin poner en riesgo institución ni servidores públicos", después de llegar a un acuerdo con el Gobierno catalán para facilitar la participación, aunque no ha precisado los términos.

Por su parte, el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, advirtió de que actuará con "firmeza" ante cada paso que dé el Ejecutivo regional catalán hacia el 1 de octubre. "Toda medida que se tome para responder a un delito será proporcionada", dijo.

Millo evitó concretar si se tomarán medidas para impedir los actos que preparan las fuerzas independentistas de cara a la campaña para el referéndum.

 ASTANA, KAZAJISTáN.- Representantes del gobierno y la oposición Siria comenzaron ayer en esta capital su sexto ronda de negociaciones para la paz en Siria, con las expectativas de lograr un cese al fuego en la occidental provincia de Idlib.

Durante los dos días de las nuevas conversaciones en Astana, gestionadas por Rusia, Turquía e Irán, los delegados buscarán alcanzar una cuarta zona de distensión en Idlib, con miras a un alto al fuego definitivo que ponga fin a los más de seis años del conflicto armado.

La zona de distensión se sumará a las ya establecidas en el suroeste de Siria, entre Al Quneitra, Suwaida y Deraa, en Guta Oriental y la de la norteña ciudad de Homs, con el objetivo de cesar los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y las de la oposición.

Además con el establecimiento de una cuarta de distensión, las partes lograrían afianzar el acuerdo armisticio vigente desde finales de 2016 y separar a los rebeldes de los grupos terroristas, como el Estado Islámico (EI), que tiene aún fuerte presencia en Siria.

En declaraciones a la prensa internacional presente en Astana, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, expresó su confianza en que las delegaciones logren el establecimiento de un zona de desescalada en Idlib.

"Astana es exactamente la herramienta que ayudó a los grupos para llegar a un acuerdo técnico sobre el terreno que básicamente pone la tierra a las negociaciones", indicó.

Desde enero pasado, Astana ha recibido cinco rondas de conversaciones de paz, que hasta ahora han resultado sólo con acuerdos parciales sobre la reducción de la escalada bélica.

Efe

Especial

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